Puedes no sentir nada, quizás un ligero cansancio. Un día te realizan un análisis de sangre rutinario y te dicen que puedes tener el hígado graso, una alteración de la salud que va claramente en aumento.
Causas habituales. El exceso de grasa, azúcar y proteína en la dieta, que lleva al sobrepeso y la obesidad, son las principales causas. Los fármacos, la exposición a sustancias tóxicas y, sobre todo, el alcohol son otros factores de riesgo importantes.
Cómo se diagnostica. Las personas que padecen hígado graso presentan las transaminasas elevadas. Una ecografia simple sirve para confirmarla.
Inflamación. en una primera fase, la acumulación leve de grasa en el hígado puede ocurrir sin que llegue a alterar el funcionamiento del órgano. Pero el problema puede empeorar al aumentar la inflamación y dañarse las células del órgano, lo que produce una hepatitis crónica.
EVOLUCIÓN
Revisiones. La acumulación de grasa en el hígado denominada -esteatosis hepática- puede derivar con el tiempo en una fibrosis, y llega a pasar incluso a la fase más avanzada de cirrosis. Por eso, es buena idea hacerse revisiones que puedan facilitar el diagnostico y tratamiento precoz.
La esteatosis hepática se debe a un aumento de los lípidos en las células hepáticas que puede causar complicaciones en caso de obesidad, intoxicación alcohólica o trastornos hepáticos (como la diabetes del tipo 2). Puede presentarse aislada o puede estar asociada a una hepatitis previa.
Tóxicos aceleradores. Conviene recordar que la esteatosis sobreviene cuando exigimos al hígado más de lo que puede realizar. Este sobreesfuerzo provoca un desgaste que es el inicio de la esteatosis. Cualquier tóxico hepático puede acelerar este mecanismo, y el más conocido es el alcohol. Tener un hígado graso también se asocia con un mayor riesgo de problemas como la diabetes, ataques cardíacos y accidentes cerebro-vasculares.
El cuidado natural.
Cambios en la alimentación.
Consume alcachofas, cardos, papaya o piña tropical, ambas ricas en enzimas proteoliticas que favorecen la acción del páncreas. Son recomendables la cúrcuma y el romero.
Come libremente frutas del tiempo, frutos secos, cereales integrales, legumbres, verduras, hierbas aromáticas y aceites vegetales de primera presión en frió. Bebe agua con limón y endulza con miel de romero.
Toma con moderación sémola de trigo y tapioca, mermelada y azúcar de caña. Evita la pastelería, chocolates, alcohol, café, tabaco, embutidos y carnes, pescado azul, fritos y rebozados.
Fitoterapia
Estas tisanas actuaran y beneficiaran el hígado:
Tisana biliar: Mezcla a parte iguales boldo, celidonia, fumaria y romero. Infusiona unos minutos, vertiendo dos o tres cucharitas por taza de agua hirviendo.
Hepática: Mezcla alcachofa, cardo mariano, diente de león y genciana. Deja en infusión 3 cucharaditas durante 5 minutos y deja que repose otros tantos. Endulza la tisana con miel de romero.
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